La televisión en Nicaragua: génesis, desarrollo y actualidad

por Tania Rostrán y Rodrigo Rodríguez Borge

Génesis de un medio
15 de Julio de 1956. Las pocas personas que tenían el privilegio de tener un receptor de imagen en sus casas (menos de cien) pudieron captar la transmisión de la primera televisora de Nicaragua. Ese día se convertiría en uno de los más importantes en la historia de los medios de comunicación, puesto que da origen a la televisión en el país.

Televisión de Nicaragua S.A. o Canal 8 es la primera televisora en instalarse en el país, propiedad de Anastasio Somoza Debayle, quien se encontraba en el poder en ese entonces. La programación de este canal poseía un contenido de tipo recreativo y comercial, en vivo algunos, principalmente de noticias y culturales, ya sea musicales como documentales sobre el país. De hecho, para inicios de 1957, de los 12 programas que se presentaban en televisión, 8 eran producción nacional, principalmente programas en vivo de corte cultural. Sin embargo, al año siguiente lo que más se presentaban era películas, con una presencia muy alta en el Canal 8, sin dejar atrás los de tipo cultural, que todavía ocupaban los primeros lugares (por encima de las noticias).

Los programas que se transmitían en vivo tenían la finalidad de incentivar a la teleaudiencia, a través de la participación en dichos eventos, con esto no sólo lograrían captar la atención del público sino hacerlos parte del mismo. La programación estaba dirigida especialmente a los adultos, por ello se comprende la alta cantidad de emisiones de películas y programas culturales y la poca producción para el segmento infantil.

Tampoco se puede obviar  que esta primera etapa televisiva se caracterizó por ser un tanto comercial, ya que grandes empresas de la época patrocinaron ciertos programas, sin olvidar el capital aportado por Somoza, inversiones con las que subsistió el canal. Técnicamente hablando, en esa década se utilizaban filmadoras cinematográficas, ya que se grababa en negativo para convertirlas en positivo.

Una pluralidad oligopólica
El 17 de enero de 1957 se creó el canal 6. Salvador Debayle de Sevilla y Lilliam Somoza de Sevilla eran los principales accionistas de este canal naciente. Cinco años más tarde, canal 8 se uniría al canal 6, formando así la primera cadena televisiva nacional, hecho memorable en la historia de Nicaragua. Esta fusión, al parecer, era predecible, ya que el canal 6 empezó a trabajar con los equipos del canal 8.

La programación de esta cadena se basaba mayormente a producciones extranjeras, dejando en un segundo lugar a las de índole nacional, ya que las producciones requerían de un presupuesto muy alto, y se optaba por lo que presentar lo que se ofrecía en el extranjero. El contenido del 6 y el 8 eran de tipo recreativo, habia espacios noticiosos, programas infantiles y educativos, series de acción, artísticos nacional, extranjero y religioso.

Las películas, que en un inicio llegaron a ocupar el primer lugar, encontraron una fuente de competencia en las telenovelas que fueron muy acogidas. De ahí que la programación, además, de estar dirigida a los adultos, también se labró un camino entre las amas de casa, claro, las series infantiles también fueron de gran importancia en cuanto a producción y teleaudiencia se refiere. Es necesario mencionar que gracias a los altos niveles de producción extranjera, y a los diferentes contenidos, lo programas en vivo fueron decreciendo ya que se preferían los “enlatados”.

Una noticia daba revuelta a toda la teleaudiencia, y al fusionarse canal 6 y 8 en el primero, la programación de éste era, casi en su totalidad, productos importados de México y algunos países Europeos. Se continúa presentando programas infantiles al igual que series de acción, ficción y suspenso, películas, telenovelas. Los programas importados dominaron en espacio televisivo, en 1968, la  producción nacional solo se podía ver reflejada en las noticias y gracias a los altos costos de producción, la televisión continua con un perfil comercial.

El canal 2 dio su primera salida al aire el 17 de marzo de 1965, sus fundadores fueron Octavio Sacasa Sarria, María Eugenia Sacasa y Octavio Sacasa. El objetivo de este canal, que si bien no era de Somoza pero sus dueños simpatizaban con el régimen, tenía como objetivo entretener al pueblo para evitar cualquier descontento con el régimen dictatorial de entonces. Las películas, dibujos animados, noticieros y otros programas formaban parte de la programación de este canal, que si bien al principio no era bien acogido por los televidentes debido a poco a poco se fue ganando a la teleaudiencia.

Posteriormente, Televisión Comercial – Canal 12 obtuvo la licencia de Estación televisora el 12 de agosto de 1965, para la cual hubo una asociación con los propietarios de Televicentro canal 2, para determinada programación en ambos canales.

En 1970 el canal 4 dio sus primeras imágenes auditivas, con la denominación «Telecadena Nicaragüense», propiedad de Anastasio Somoza Debayle y administrado por Luis Felipe Hidalgo al igual que el 8 y el 6. El énfasis en la programación estaba en las Telenovelas, series, noticieros, películas, comedias y series en vivo.

En 1972 se formo la cadena Centroamericana de Televisión, cuyo único objetivo consistía en el intercambio de programas nacionales que presentaran la cultura de los pueblos nicaragüenses. Gracias a la política de promover solo productos nacionales es que la producción nacional empezó a desarrollarse.

En resumen, la Televesión,como medio de comunicación en Nicaragua, se caracterizó por pertenecer a algunas familias, constituyendo así un oligopolio en torno a dicho sector, así como en la producción de productos audiovisuales, que todavía no hallaban un camino independiente.

Años ochenta: un único pero eficiente sistema de televisión
Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, la televisión en Nicaragua sufrió una transformación radical en torno a la producción y contenido de su programación. Cabe destacar que en principio el triunfo de la revolución significó una centralización de la televisión, anteriormente en manos de unas cuantas familias. Así fue como se creó el Sistema Sandinista de Televisión (SSTV), que a causa del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y otras alianzas realizadas con países del bloque socialista, su programación consistió en una mezcla de productos enlatados norteamericanos (viejos y nuevos), producción cubana creada específicamente para educar a la gente dentro de una corriente ideológica muy bien definida (el socialismo) y un producción nacional.

De hecho, según Arturo Wallace, periodista e investigador en temas de medios de comunicación social, la televisión en los años ochenta sufre una transformación en términos de mayor educación en materia cinematográfica y de producción a partir de la familiarización de escuelas de cine y televisión europeas y cubanas, principalmente. Asimismo, para el gobierno sandinista, cuyo modelo de gobierno consistía en una transformación total de la revolución, la televisión desempeño un rol sumamente importante e influyente, precisamente en su labor educativa, ya se a nivel de formación y de creación de ideología, así como de sensibilización en campañas, fundamentalmente, de salud y educativas.

Como contraparte, producto del bloqueo económico el SSTV no contaba (ni podía contar) con equipos actualizados -tampoco los contaba en el régimen de Somoza, en un intento de los países productores de mantener la dependencia de Nicaragua hacia éstos-, lo que significó un retroceso tecnológico que no pudo remediarse sino hasta la liberalización de los medios, con la transición política en los años noventa. Pero esto no necesariamente significaba un problema para la televisión nacional, puesto que incentivó la innovación en materia de producción y programación.

En ese sentido, la televisión significó dos cosas en la época del gobierno sandinista, una consecuente de la otra: primero, un retroceso tecnológico en materia de equipos técnicos que obligó al Estado a innovar y crear nuevas formas de producir (generalmente gracias al apoyo brindado por Cuba y el bloque Soviético), y segundo, una centralización de los medios de comunicación televisivos lo que se traduce en el único momento en la historia de los medios de comunicación en Nicaragua en que el Estado facilita no solo la gestión, manejo y control, sino también la producción de material audiovisual de forma sostenida.

La retro-mercantilización de los noventa
La transición política de los años noventa significó un abandono total del Estado hacia la televisión y una liberalización de la misma, lo que en palabras de estos autores consistió en una retro-mercantilización, en el sentido que la televisión regresó, en sus contenidos, programación y producción, a una situación semejante que en sus orígenes, cuando el único objetivo de este medio era eminentemente comercial. Pero para comprender mejor este fenómeno vale detallar más los acontecimientos de la época.

El canal 6 que pertenecía en sus inicios a la familia Somoza se convirtió en un medio estatal y los demás canales regresaron a sus antiguos dueños. Es decir, el otrora SSTV se convirtió en el Sistema Nacional de Televisión (SNTV), permitiendo que los canales se liberaran de la centralización estatal y dejando uno solo para la función de promoción de las acciones del Estado, aunque lo que en realidad ocurrió fue que el canal 6 se convirtió en un esqueleto de lo que en algún momento fue, aunado al manejo, corrupción y uso estrictamente político que permitieron su desaparición en el año 2002, en medio de un grave acto de corrupción. En el comportamiento de los diferentes gobiernos precedentes al gobierno sandinista con respecto a la televisión se puede observar su interés en el mismo: Doña Violeta Barrios de Chamorro no le prestó atención al SNTV y Bolaños no se preocupó por restablecerlo. El único que le dio algo de funcionalidad fue Arnoldo Alemán,  de quien luego se comprobó que lo utilizó como caja chica para su enriquecimiento personal.

Por otra parte, la multiplicación de los canales de televisión y actores incentiva una vocación comercial del sistema y el abuso del Estado hacia el sector ocasiona su exclusión del mismo. Así pues, se transforma radicalmente la naturaleza de la televisión, pasando de una finalidad educativa a de entretención y superficial. Además, la experiencia de los ochenta, al parecer estigmatizada por lo que significó la guerra -que nada tenía que ver con otros aspectos de la Revolución Sandinista- no fue valorada y el sector empezó su producción desde cero, sin haber aprendido nada y aparentando que no hubiera encontrado nada positivo que rescatar de los años ochenta. Ni siquiera el Canal 4 del Frente Sandinista, se dignó en transmitir productos nacionales, a causa de una cultura de imitación de la fórmula con resultados fructíferos que implementa Canal 2 y de una relación costo-beneficio (hacer alusión a los ochenta, en cualquier forma, no constituía un triunfo que digamos, pues todavía permanece incluso la guerra como símbolo maldito de esa época).

Dicha fórmula consistía en brindar a la gente, hambrienta de cualquier tipo de producto del extranjero, (después de 10 años de bloqueo económico), programas enlatados que sugerían una realidad que mucha gente anhelaba o con la que se identificaba (el “sueño americano”, por ejemplo). Y precisamente como dicha fórmula funcionó a principios de los 90 para el Canal 2, los demás canales de televisión optaron por adoptarla como fórmula para el éxito.

Sobre el contenido nacional, no hay mucho qué decir. La programación se concentra en los noventa en espacios noticiosos, luego en programas de revista para culminar en la actualidad en algunas series de poca presencia. Esto nos lleva a concluir que la producción local de Nicaragua no solo es baja, sino también de pocos recursos.

La deuda pendiente
Hoy en día, la televisión se sigue prestando a los caprichos mercantilistas de los dueños de medios, y aunque existe una pluralidad de éstos, la verdad es que todos estos presentan el mismo tipo de contenido. Frente a la posibilidad de tener una televisión buena, ya no digamos excelente, meritoria, pues, hace falta imaginación por parte de quienes producen, así como incentivos económicos para crear una buena programación nacional. Los medios de comunicación nacionales no han notado todavía las lecciones que le puede estar dando otros servicios, como la televisión por cable, acerca de los gustos de la tele-audiencia. Y es que según algunas encuestas y estudios realizados, el segundo grupo de canales que más gusta a la gente en Nicaragua son los educativos (Discovery, National Geographic, History Channle, People & Arts), lo que demuestra que las cosas bien hechas siempre son interesantes. Pero como producir localmente y de buena calidad no es barato y tampoco existe una regulación jurídica o una política de incentivo a la producción nacional, los dueños de medios no se preocupan por mejorar esta situación.

De hecho, muchos canales de televisión (por no decir todos) caen en la práctica de pensar que la gente no quiere contenido local porque las cosas que se hacen aquí no llegan a ser más atractivas que los enlatados extranjeros, cuando en realidad la programación local no llega a un estándar aceptable de calidad, porque no se invierte lo suficiente. La mayor parte de los dueños de canales se perciben a sí mismo como explotadores de un bien público, sin pensar en un proyecto comunicacional. Porque los canales de televisión usufructúan un bien público (el espectro radioeléctrico), administrado por el Estado (que a fin de cuentas lo administra para bien privado, pero lo administra, y de otra forma sería peor); la explotación del espectro radioeléctrico debería respetar ciertas obligaciones del servicio público, que en otros países existen, por ejemplo, decisiones referidas a la atención a ciertas audiencias o la producción de un programa en específico.

Por otra parte, la situación de la televisión por cable no se aleja mucho de la coyuntura nacional. Ésta ha desarrollado -desarrolló- una dinámica interesante por cuanto ha generado producción local (departamental). Anteriormente, las empresas de cables departamentales integraron la producción local dentro de su programación, hasta que el negocio se convirtió en un monopolio en manos de ESTESA, a la cual ya no le interesa invertir en dichos espacios. Sin embargo, ha creado competencia a nivel de la forma de concebir su audiencia.

Tal vez toda esta mal habida televisión en Nicaragua se debe al hecho de estigmas, prejuicios y valores muy superficiales que existen en la mentalidad de aquellas personas que toman las decisiones en los medios de comunicación, cuya planificación o estrategia comunicacional no se basa para nada en un estándar de medición científico. Así es, entonces, como se ha generado una concepción de programación popular y juvenil, por ejemplo, tremendamente ofensiva, donde se hace pensar que al primero solo le gusta la sangre, lo que da pauta para la nota roja, y al segundo solo le interesa el bacanal, lo que genera programas de corte juvenil diametralmente materialistas, sin valores o capacidad de raciocinio. Además, es notorio el manejo de la noticia de forma superficial.

En ese sentido, hoy por hoy la televisión de Nicaragua tiene una gran deuda con su tele-audiencia. Es una televisión fundamentalmente orientada a explotar comercialmente el espectro radioeléctrico, bien público de la Nación.

En ese sentido, los principales retos de la televisión nacional se resumen en la necesidad de ampliar la agenda y profundizar en términos de noticias; diversificar en la programación a través de mayor producción nacional, ya sea del mismo medios como independiente,  estar más abiertos al público y demostrar más sus obligaciones respecto al servicio público.

Una tarea de toda Nicaragua
Pero una evolución y/o desarrollo eficiente de la televisión en Nicaragua no solo le compete a los dueños de medios o productores de programas (que por lo general son los mismos). Es una tarea de toda Nicaragua (el Estado, la Sociedad Civil, la población en general). Por una parte, la sociedad civil debe asumir su rol crítico y saber evaluar a los medios de comunicación, y esto incluye a las universidades y el intento -con razón- que deben hacer por generar opinión y un debate franco y abierto sobre la televisión, de manera particular. Segundo, la población o la tele-audiencia debe entender que no son simples títeres dispuestos a tragar todo lo que sale de la dinámica televisiva producto de una cultura del zapping y un estilo de vida sedentario frente a esta caja todavía tonta. Y esto no significa que el televidente derrochará todas sus emociones frente a la pantalla y terminará haciendo TV-Shoping como una forma de aliviar el dolor que le brinda lo que ve. No. Significa mostrar una actitud crítica y saberse valorar, promoviendo, por ejemplo, una cultura de exigencia hacia la televisión nacional por contenidos menos superficiales y más comprometidos con el desarrollo nacional, ya sea tanto socioeconómica, como política y culturalmente.

Por último, pero no menos importante, hace falta un Estado más beligerante con respecto a los medios de comunicación, en general, y con la televisión, en particular. Si bien es cierto la presencia del Estado en los medios de comunicación siempre ha sido mal vista, lo que se necesita es un marco jurídico de los medios más fuerte que establezca ciertas responsabilidades a brindar por parte de los medios televisivos, como una forma de devolverle a la sociedad -aunque en menor proporción-, todo lo que usufructúan desmedidamente de un bien público.

Febrero, 2008

Recursos

HAMAD, Sapjha y RAMOS; Everth. (1995) «Historia y desarrollo de TELENICA canal 8: 1992-1993». UCA, Managua   www

MEDINA, Fabián. (1993) «Historia y diagnóstico actual de la infraestructura de los medios masivos de comunicación social en Nicaragua (1930-1992)». UCA, Managua   www

WALLACE, Arturo. (2008). «The Media in Nicaragua: an escape valve for a dysfunctional democracy». En Lugo, Jairo (ed). «The Media in Latin America». Open University Press

ZELEDÓN, Ukrania, et. al. (1995) «Las nuevas tecnologías en los medios de
comunicación. Tendencias y desarrollo (1990-1994)». UCA, Managua   www

* Trabajo realizado para el curso de Taller Audiovisual I de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Centroamericana, UCA.

7 comentarios sobre “La televisión en Nicaragua: génesis, desarrollo y actualidad

  1. yo so brasilenia e my gusta mucho le sobre a nicaragua pos tengo um amigo neste país ,me hablen mas sobre ello,gracias

  2. seria bueno actualizar esta lectura de la television ante el aumento de inversion del estado en canales privados (4 y 8), el ascenso al primer lugar de ratings por canal 10 sobre canal 2, la compra de SKY por Grupo Pellas y la monopolizacion de Claro sobre Estesa.

  3. excelente trabajo estoy deacuerdo con el desalmado de actualizar la informacion para tener una mayor perspectiva y conocimiento de la tv de hoy

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